Penurias de la cachorra miserable y mamá Leona.

Mientras esperaba por el transporte público, cosa que en Maracaibo suele ser una aventura/purgatorio, observé un hecho cotidiano que aun al recordarlo, me causa cierta consternación.

En el semáforo de la intersección de la Circunvalación n°2 con Avenida Fuerzas Armadas, observo un pequeño alboroto. Se trataba de una mujer, rubia, obesa, de unos 40 años o menos discutiendo con un chico de escasos 18 o 20 años. No eran los únicos en la escena, también habían dos niños de entre 5 y 7 años; varón y hembra, y un quinto personaje que tenía características similares a las del chico anteriormente mencionado.

No me tardé en deducir que los dos chicos eran limpia vidrios de ese semáforo en particular. No digo que limpiar los vidrios de los carros que se detienen por el rojo carácter del semáforo, por unas cuantas monedas, sea un trabajo indigno... todo lo contrario. Creo firmemente que toda actividad con fines lucrativos, distinta a robar, es tan digno como cualquier profesión... sin embargo, debido a lo exiguo de esta actividad y considerando la futilidad de estos chicos, no los podía observar sino con curiosidad y desdén.

Al agudizar mis sentidos, descubrí que la mamá Leona discutía con uno de los chicos por haberle pedido a su hija de 5 o 6 años que le 'mamara el guevo' según su coloquial dialecto; esto significa que el chico, harapiento y con actitud retadora ante el reclamo de la mujer, le había pedido a la pequeña igual de harapienta, que le hiciera sexo oral, la cual lo había delatado. Tal vez estas lineas empiezan a alarmarte, sintiendo asco e indignación pero te tengo la peor de las noticias: este tipo de actitudes y situaciones, son más comunes que la misma salida del Dios Sol cada mañana. Todos los días, niños y niñas son ultrajados, humillados, pervertidos y condenados a vivir con recuerdos (terribles y dolorosos recuerdos) que en el peor y más común de los casos, surgen a los años como curiosidades y actitudes lascivas, repitiendo así, un círculo ultra vicioso que jamás va a terminar... y por si fuera poco, no hay nada que puedas hacer al respecto.

(De ninguna manera pretendo consolarte dándole un final optimista a este artículo, así que puedes dejar de leerlo si así lo prefieres)

Dicho esto, proseguiré relatando que al estar al tanto de la situación, me paré de inmediato y fui hasta el insignificante evento comparado con la revolución de los que, en la máxima desesperación, rezaban a múltiples dioses de múltiples panteones y culturas para que apareciera un bus y poder, al fin, regresar a sus casas para vivir lo mismo al día siguiente.

Al acercarme, tanto los limpia vidrios, como los niños y mamá leona, dirigieron una única y sorprendida mirada hacia mi. Podía entender la sorpresa de aquel particular elenco... podría apostar mis iridiscentes bigotes a que poco están acostumbrados que el mundo interactue de esa forma con ellos. Me senté al lado de la mujer mientras le pedía de la forma más amable y gatuna que disculpara mi intromisión, pero que debía preguntarle si no le preocupaba que ya el chico hubiese abusado en veces anteriores de su pequeña. Esperando una reacción de odio ante mi intervención impulsada por mera curiosidad, el sorprendido fui yo al ver que la mujer me contaba lo sucedido sin reparar en que hablaba con un completo extraño.

Valiéndome de lo que mamá Leona me decía, poco a poco fui armando un rompecabezas de pocas piezas; ella, con sus dos hijos, futuros seres de luz o esbirros de satán, eran limosneros; pedían dinero al desdichado que llegaba a ser detenido una vez más por el rojo carácter del semáforo. Mamá Leona no participaba, ya que le tocaba cuidar que los dos pequeños hicieran bien el trabajo.

Mucho mas allá del acto de explotación infantil que me causó menos impresión que los crímenes lascivos del limpia vidrios, admiré por unos segundos el instinto de protección maternal que vi en los ojos de aquella mamá Leona; y por lo cual decidí bautizarla de esta manera.

De regreso a casa, en mi mente se formularon un sin fin de cuestionamientos referentes a lo observado; Cuantas veces habrían abusado ya de la miserable niña? Acaso su hermano igual de pequeño también había sido ya víctima de la perversión humana? Habrán experimentado los pequeños hermanos, actos incestuosos por la falta de educación más la influencia de los perversos limpia vidrios? Acaso los chicos habían sufrido la misma suerte de pequeños y solo están evocando el fantasma de un trauma? Acaso mamá Leona veía como lucro la prematura sexualidad de su hija y solo le reclamaba al harapiento por querer conseguir algo de placer gratis?

Naturaleza humana.

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