Un extraño y escalofriante rumor llenaba toda la habitación…
…despertando a la pequeña Amelie de sus confusos sueños profundos. Sus ojos se abrieron mientras revisaban la cama vecina donde se encontraba su hermano que era mayor que ella por 4 años.
La habitación estaba completamente oscura; salvo por la incipiente luz de luna que entraba por la ventana, dejando ver sombras de objetos tirados en el piso, y un haz de luz que pasaba por debajo de la puerta.
Mientras los azules, grandes y brillantes ojos de Amelie se movían de un lado a otro, de repente le pareció escuchar un ruido ahogado, casi como una pisada, tal vez dos. Sus ojos que ahora fijos permanecían, se clavaron en la cama del hermano tratando de encontrar compañía, pero su hermano dormía profundamente.
Mientras los azules, grandes y brillantes ojos de Amelie se movían de un lado a otro, de repente le pareció escuchar un ruido ahogado, casi como una pisada, tal vez dos. Sus ojos que ahora fijos permanecían, se clavaron en la cama del hermano tratando de encontrar compañía, pero su hermano dormía profundamente.
Por un momento Amelie cerró los ojos, tratando de espantar cualquier cosa que le asustara, tal como le había aconsejado su abuela… Silencio.
Una vez segura de que todo estaba calmado, abrió sus hermosos ojos, sintiendo un poco de calma que luchaba insatisfactoriamente contra un miedo que casi la dominaba por completo. Sabiendo que lo mejor sería quedarse en su cama y tratar de seguir durmiendo, Amelie deslizó su pierna derecha por la cama, hasta que su pie por fin tocó el frío piso.
Sentada en la cama, y con un terrible presentimiento en el pecho, se levantó indecisa de que hacer. Pero luego de unos segundos caminó hasta la puerta, ignorando la orden de su madre de siempre ponerse las pantuflas de conejos que con tanta insistencia se las había pedido por días, puso sus manos en la puerta muy cuidadosamente y con curiosidad acercó su cabeza, recostando su oreja contra la madera… Silencio.
Agarró la manilla de la puerta con tal seguridad que se sintió orgullosa de sí misma, pero justo antes de girarla, se dio cuenta que una sombra pasaba lentamente dejando ver una sombra por debajo de la puerta, haciendo que todo su cuerpo quedara helado. Inconscientemente dio tres pasos hacia atrás tratando de advertirle al hermano, pero el evidente terror que la dominaba en aquel momento, no la dejó. Un grito quería escaparse de su boca, pero ni a sus parpados estáticos podía controlar.
Un terrible silencio la envolvía, algunos mechones de su rubio cabello le cubrían parte de la cara, dándole un aire sombrío que hacia juego con la situación. Casi en un instante la puerta de la habitación se abrió de par en par, dejando pasar una terrible corriente de aire que casi hace caer a Amelie… su cabello ahora se movía de un lado al otro como si ante una terrible tormenta se encontrara. Amelie, todavía con la mirada clavada en dirección a la puerta, no podía dejar de ver la figura de lo que según ella, para aquel entonces, era la cosa más aterradoramente horrible que había tenido la desdicha de ver. La imagen de aquel perverso y espantoso ser de expresión malévola, hacía que toda la habitación se sintiera totalmente diferente a otras noches comunes, esta vez se sentía un frío mortal que casi quemaba la piel de Amelie. El miedo que sentía, empezaba a revolverle el estomago y sus ojos se llenaban rápidamente de lágrimas de espanto.
Su cuerpo cayó al piso provocando una reacción en ella. Rápidamente, recuperándose de la caída, se volteo a la cama de su hermano. Una vez allí, revolviendo las sabanas, hizo un espeluznante descubrimiento; la cabeza de su hermano había sido arrancada de su cuerpo y una gran mancha de sangre cubría la mitad de la cama.
La desesperación invadió en segundos a Amelie que por fin logró desprenderse de un grito que atravesó toda la habitación, haciendo que el extraño animal clavara sus macabros ojos rojos en la niña asustada. El diabólico animal entra a la habitación, dando grandes pisadas; que ahora eran casi inaudibles, con sus patas desfiguradas y grotescas; cada paso representaba un grado de angustia mas para la pobre Amelie que yacía en un rincón de la habitación totalmente aterrada, paralizada e indefensa.
Las paredes parecían derretirse, dándole un aspecto bastante inusual a la habitación, acompañado de raros alaridos que el macabro animal hacia al caminar; Su forma erguida de humano le conferían un extraño modo de andar, pero el repulsivo terror que hacía sentir aquella bestia, no se comparaba con todo el terror que Amelie realmente sentía.
Pero una vez más, el silencio se apoderó de la habitación, dándole otra oportunidad a Amelie de abrir nuevamente sus ojos temerosos que ya no querían seguir viendo. Sus ojos se fueron abriendo lentamente; con la cabeza clavada entre las piernas y sus brazos rodeándolas… no veía más que el piso.
Levanto un poco la cabeza, esperando no ver nada. Tratando de pensar que todo lo que había pasado, era solo una pesadilla, algo imaginario. Pero cuando sus ojos enfocaron por fin, el animal se abalanzó sobre ella de tal manera que desapareció sin más y el cadáver de la niña cayó al piso con tal expresión en el rostro que nada parecía real. La mirada fija pero vacía de Amelie se apagaba lentamente hasta que…
Jackson se despierta con toda la ropa empapada de sudor, frío sudor. Su corazón latía muy rápido y muy fuerte, tanto así que era lo único que llegaba a escuchar. Al voltear la mirada, encontró a su pequeña hermana durmiendo dulcemente en su cama, dándole la espalda a él y abrazando a su querido peluche Sr. Teddy Picker
Jackson trató de respirar profundo, asimilando que todo lo que había pasado, simplemente había sido una terrible pesadilla. Una vez tranquilo, se dispuso a dormir nuevamente. Pero antes revisando una vez más que su hermana estuviera bien.
Amelie que a simple vista parecía dormir tranquila, escondía una extraña expresión macabra en el rostro. Su boca ahora tenía una sonrisa retorcida, mientras que sus preciosos ojos azules ahora no eran más que dos destellos rojos en la oscuridad.
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