Nos equivocamos creando lo correcto.
Somos un canal energético que capta lo sublime y lo sintetiza y materializa en obras/acciones que el hombre puede percibir a través de sus sentidos.
El artista tiene el poder de traducir la belleza de lo cotidiano en palabras, imágenes, sonidos, sabores, olores, movimientos... etc.
La belleza es un reflejo de la combinación de varios sentimientos que conforman el motor de nuestro microcosmos.
No somos lo que creamos; somos un vehículo del Arte.
La apariencia es una simple máscara que vamos modificando cual artista, según las necesidades y experiencias al pasar los años, tanto de forma natural como artificial.
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