Música académica = Música nazi.

Comenzada la clase, nos preparábamos para seguir ahondando en el dodecafonismo mientras el profesor hacía algunos comentarios al respecto.

En síntesis, nuestro ilustrado profesor nos explicaba que en la música como en todo trabajo, debía estar presente el profesionalismo. Él, músico de conservatorio, nos contaba sus experiencias en conciertos de "vallenato sinfónico" solo para demostrar el punto de qué, así no nos gustara el dodecafonismo, debíamos conocerlo como herramienta de composición ya que en caso de una oferta laboral donde nos sea requerido, sería una pena desaprovechar tal oportunidad.

El argumento del profesor daba pie a comentarios entre los alumnos sobre la rivalidad de la música comercial/urbana y la música académica. Tanto se caldearon los ánimos en el salón, que el profesor confesó haberse sentido tentado a experimentar con géneros urbanos (de forma orquestal) solo para demostrarle a todos esos defensores del perreo, que él, siendo académico, podía hacer lo mismo que ellos (o superar) y que disfrutaría invitar abiertamente a que cualquier "músico urbano" se atreviera a hacer lo que él hace, sea un análisis formal de alguna obra de Mozart u orquestar algo, entre otros tantos gajes del oficio.

Luego del desahogo de nuestro impetuoso maestro y de su énfasis en el profesionalismo en la labor musical, culminó con el siguiente comentario:

Yo toco lo que sea siempre y cuando me paguen. Quizás no me guste, pero igual en el concierto me lo tripeo; sea vallenato, bachata, meregue... excepto reggaetón. Trabajar con Daddy Yankee, JÁ! ni que el mardito* me pague todos los cobres del mundo, sobre todo después de haber dicho que la música clásica era la música de Hitler.

Curioso por lo que acababa de escuchar, me di la tarea de investigar sobre este comentario tan severo como obvio hasta cierto punto. Para mi no era un secreto que Hitler fue gran admirador de Wagner pero esto no quiere decir que por escuchar música académica, eres nazi... lo que de forma paralela me llevó a pensar que tal vez, no porque escuches reggaetón, quiere decir que seas marginal (en su sentido socioeconómicamente peyorativo) misógino o puta, aunque las estadísticas digan lo contrario.

Gracias a nuestro gran Dios omnipotente (Internet) no tardé mucho en dar con el fragmento de la entrevista donde Daddy Yankee efectivamente habla de la música académica y de Hitler, pero no de la manera tan básica y despectiva con que se refirieron mis compañeros de clase y el profesor.

Contextualizando gracias a la entrevistadora, entendí de que venía todo esto. Estoy absolutamente de acuerdo con el Director José Antonio Molina, el cual opina que el reggaetón, además de incentivar a la violencia, es un veneno para la sociedad. Más allá de esta opinión, en mi depresión más optimista creo que este "veneno" se vuelve cada vez más inofensivo para la sociedad tóxica de la que somos parte.

Pero a la vez, no puedo evitar darle crédito a Ramón Ayala (Daddy Yankee) por la replica al director y con esto reafirmo mis pensamientos iniciales;  los extremos son igual de patéticos. Pensar que todos los que escuchan música académica, son arrogantes hijos de puta elitistas (aunque lo sean en su mayoría) es tan errado como pensar que todo aquel que escuche reggaetón, posiblemente ya tenga varios bebés sin poder mantenerlos, esté pendiente de una rumba cada fin de semana en doble vía o en cualquier buen estacionamiento donde pueda exhibir la potencia de las cornetas de su carro tunning o considere a la mujer como un objeto sexual el cual debe acumularse y mientras más cantidad de mujeres haya tocado su pene, más Real G 4 life, es.

Como crees que hubiese reaccionado el Führer ante el comentario de Daddy Yankee?



*Mardito (Sustantivo): Propio de la jerga marabina, utilizado para referirse a cualquier sujeto de una forma acentuada o dramática. Debe realizarse con una pronunciación particular la cual básicamente consiste en empezar con bocaquiusa hasta vocalizar la "a" (prolongada o no) sucediendo a la "r" donde se hará una pequeña pausa que nos servirá de preparación para pronunciar con un forte, el epicentro emocional de esta palabra; DIto. La sílaba "di" explota como un musulmán en la plazoleta de la basílica de la Chinita, resolviendo naturalmente en la última vocal a modo de descanso. El significado de dicha palabra varía según el contexto, la emoción y la entonación con que se exprese.

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